martes, 21 de junio de 2011

Caracas dentro de Caracas 1


“Quién no te conoció, c u a n d o eras anchuroso, quién nunca se bañó en tu cauce puro cristalino, quien nunca en tu caudal calmó la sed de los caminos, no sabe los momentos placenteros
que ha perdido”.
Así comenzó Billo Frómeta, su canción Mi viejo Guaire. Son frases sencillas pero certeras cuando describe a un río que se dibujó en Caracas como la arteria vital y del que hoy en día sólo queda en los recuerdos, por ejemplo, en los descendientes de las famosas lavanderas del Guaire, esas que por allá en los
inicios del siglo pasado sacaban el curtido de sus batas blancas en las piedras del caudal.
Ciertamente, ese río era un referente protagónico de la geografía capitalina. Incluso, en los avisos de venta inmobiliaria era un “gancho” colocar que el apartamento o la casa tenía vista panorámica hacia el
Guaire.
No había quien no viajara en balsa por el surco. Incluso, por él se transportaba la madera con la cual se construyeron luego muchas fábricas de la época de los techos rojos.
Para ilustrar un poco más lo útil que resultó, en el libro Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente, año 1941 (se cita en el texto Historia de un río, bajo la producción de Julio Bolívar, hoy en edición) hay una narración de Alejandro de Humboldt, en la cual cuenta que de Las Adjuntas al pueblo de Antímano se cruzaba el río 17 veces.
Un poco más de historia. Enrique Van Lansberg, en su libroVenezuela pintoresca, año 1853, tomo I, escribió que El Guaire se forma por la unión de los ríos San Pedro y Macarao en el sitio denominado Las Juntas (Las Adjuntas).
A su paso fertilizaba las tierras de varias haciendas. Pasaba por el pueblo de Antímano y buscaba curso por las siembras de caña amarga.
Así llegaba a encontrarse con las aguas de las quebradas Anauco, Catuche y Caroata, que pasan por el centro de la ciudad, para volver a prestar sus servicios hídricos a la multitud de haciendas de café que rodeaban los pueblos de Sabana Grande, Chacao y
Petare, donde había una agra- dable vegetación con abundancia de bucares. Hablamos de los inicios del siglo XX.
El Guaire tiene una longitud de 72kmy atraviesa Caracas en dirección este-oeste. Desemboca en el
Río Tuy y sus tributarios son los ríos Macarao, San Pedro, Caroata, Arauco, Valle, y entre las quebradas recuentan Caricuao, Canoas, Maripérez, Chacaíto,
Baruta, Quintero y la de Pajaritos, según Ylsi Vásquez, directora del Sistema de Información
Geográfico de la Alcaldía Metropolitana,
quien además informó que en esas cuencas es donde más se pueden producir avalanchas torrenciales, pues tienen una combinación de grandes bloques sueltos o fracturados y pesados que están en las partes altas, y que pueden desplazarse por estrechos corredores a gran velocidad arrastrando árboles.
Eso fue lo que ocurrió en los eventos de 1999 y en las cercanías de las quebradas Agua de Maíz y Sebucán, las cuales además tienen un historial predominante de desbordamientos.
En total, se llegan a contar cerca de 350 nutrientes fluviales que caen en ese río principal, que ilustró postales y cuadros de la época.
La gran cloaca. Al pasar las décadas y ubicarnos en 2010, vemos un surco de agua que no es ni la sombra de aquello que nos contaron nuestros abuelos.
Incluso, en el río habitaron especies de peces, que quizás –si sobreviven aún a los agentes contaminantes– se encuentren en las cuencas altas del río Tuy, donde igual confluye el Guaire. Y puede haber más historia sobre la vida acuática: Guillermo Durand, cronista de la ciudad, cuenta que los caraqueños hablaban de una leyenda sobre un hombre que vendía anguilas del Guaire.
Ahora, de ser la principal fuente de agua (los pobladores se asentaban en las riberas
precisamente por la fuente hídrica e incluso les pedían permiso a las autoridades para construir molinos que serían usados en las siembras) pasó a ser el destino de las aguas negras.
Todo ello ocurrió debido a la explosión demográfica que sufrió la la ciudad a partir de 1930, y que se acentúo entre los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
El teniente coronel Jorge Molina, ex comandante de lo Bomberos Metropolitanos, explica que cerca del caudal los habitantes se encontraban en condiciones óptimas de sanidad y, además, podían tener esparcimiento debido a que estaba provisto de una afortunada
flora y fauna.
Refirió que a mediados del siglo XX se construyó un gran colector en el margen del Guaire para recibir las cloacas de la ciudad. Se pensaba que todas las aguas servidas estarían conectadas a esa red, pero no las enlazaron y, por ello, caen directamente a las quebradas o al Guaire o pasan por los drenajes, por donde sólo debería salir agua de lluvia.
De allí su vulnerabilidad, según Molina.
La tarea del Ministerio de Ambiente será hacer circular por la red de colectores ubicada por debajo del canal del río las 92 mil toneladas de aguas con desechos orgánicos que llegan cada año a ese torrente, de donde incluso han rescatado cadáveres, carros, motos y autobuses, como sucedió el mes pasado, cuando una buseta con 52 pasajeros cayó al cauce en el tramo del puente de Las Mercedes, municipio Baruta, lo que generó un caos que se prolongó por más de tres horas.
El Guaire es también sinónimo de preocupación cuando llegan las lluvias. Se sale de su cauce en Las Mercedes, Quinta Crespo y Petare. En su historia hay dos grandes inundaciones, una ocurrida en 1952, que afectó a El Paraíso, y la otra en 1983, que causó estragos en La California. Su punto crítico de crecida está en La Línea de Petare. 



lunes, 20 de junio de 2011

El Guaire de los recuerdos

A mediados del siglo XX el río Guaire era usado como un espacio para la recreción  

Debut

Sé que debí empezar por la presentación. Pero en este tiempo que siempre andamos haciendo las cosas no como quisiéramos, les presenté como abre bocas un reportaje que habla del ambiente que envuelve a los caraqueños, contaminado o no, y que dio inicio a una serie de trabajos sobre el río Guaire, el curso de agua más importante que cruza Caracas de oeste a este, el cual desde hace 10 años sufre un intento de saneamiento por parte del gobierno nacional. Les cuento honestamente que estos trabajos se publicaron en el diario Últimas Noticias en julio de 2010, el medio para el cual trabajo actualmente. Pero los quiero compartir con ustedes pues esos reportajes que llegaron a sumar un poco más de una docena participaron en el concurso "Agua: El más esencial de los recursos naturales", organizado por Ambev y la agencia de noticias IPS Inter Press Service, resultando ganadora del tercer premio. Cabe decir que el orgullo fue inmenso, pues competí con más de una treintena de periodistas latinoamericanos....
Ha pasado un año y como quiera que se vea El Guaire es un río que nunca muere y en nosotros está no dejarlo morir. Espero que las líneas que van a empezar a leer les sirva de utilidad y les haga replantearse una ciudad mejor para un futuro mejor.

Caracas dentro de Caracas

El humo del cigarrillo, un grito de un vendedor ambulante, la basura, la pintura del edificio viejo que se cae, el agua sucia de las quebradas, los suelos secos, las invasiones, los cerros quemados y la gran cantidad de construcciones son parte de los agentes contaminantes que se mueven a diario por la atmósfera del cielo caraqueño y que abruptamente disminuyen la calidad de vida de los citadinos.
En Caracas, donde habitan según estadísticas oficiales cerca de 4 millones de personas, la calidad del ambiente deja mucho que decir. El año pasado, la organización no gubernamental Vitalis les hizo una encuesta a 109 especialistas en la materia y como punto de partida coincidieron en señalar que existe en la capital (y esto se repite en las grandes ciudades del país) un inapropiado manejo de los residuos y desechos sólidos.
De hecho, existe una cantidad de vertederos y botaderos ilegales, manejados sin criterios sanitarios y ambientales, como sucede por los lados de Gramoven, La Vega, Antímano, Petare, San Agustín y la carretera vieja Caracas-La Guaira, donde se dispone la basura sin ser tratada.
Además, hay una alta agresión sobre los suelos y las montañas, donde –como consecuencia de las toneladas de basura y por la quema y tala indiscriminada producto de las invasiones– queda prácticamente una naturaleza muerta.


Nadando en basura. A diario en Caracas, según Manuel Molina, presidente de la Corporación de Servicios Municipales, se recogen 2.350 toneladas (t) de desperdicios.
De ese total, entre 80 t y 100 t se recolectan en 23 de Enero, San Juan, Antímano, Caricuao y La Vega, por citar cinco parroquias conflictivas en esa materia y que, dado el volumen de desechos, fueron asumidas por el Ministerio del Ambiente.
Antes de la disposición final, esas bolsas pasan de 24 horas a tres días regadas en las esquinas, callejones y en las vertientes de las quebradas y barrancos, lo que coadyuva aún más al desastre ecológico.
Eso va de la mano con el mal manejo de las aguas servidas, las cuales contaminan las fuentes de agua superficiales y subterráneas, con el correspondiente deterioro de ríos (en Caracas hay tres grandes: Guaire, Valle y Macarao) y de las quebradas, cuencas y microcuencas, que suman 516.
Aunado a ello, el informe de 2009 de Vitalis dice igualmente que ha habido un inapropiado uso de vectores, lo cual ha traído como consecuencia la proliferación de enfermedades que pueden transmitirse de animales a seres humanos (zoonosis), o entre los seres humanos a través de insectos u otros animales (zooantroponosis).
Entre ellas encontramos el dengue, que debe tratarse no sólo como un problema sanitario, sino también ambiental, pues en lo que va de año en Distrito Capital se han acumulado 4.410 casos hasta el 3 de julio.
De nuevo tocando el tema hídrico, los 109 especialistas refirieron que ha habido poco interés en el manejo de las aguas dulces.
Por ejemplo, tenemos el embalse La Mariposa, de donde se surte de agua a 10%de los caraqueños y a 80% de los mirandinos, que está siendo atacado por la descarga de elementos residuales de más de 20 invasiones asentadas en sus márgenes,
y devorado por el lirio blanco y la bora que se consume el oxígeno, lo que provoca además la desaparición de la fauna marina.
Sobre ese punto específico, el ministro del Ambiente, Alejandro Hitcher, ha sostenido reiteradamente que esa planta acuática no representa ningún daño.
Lo cierto del caso es que los niveles de contaminación de ese recurso van en aumento no sólo dentro de los linderos de La Mariposa, sino que están en auge en los principales afluentes: los ríos Tuy, Camatagua, Taguaza y Taguacita y la represa de Guárico, cuyas cuencas –aunque se mantienen en niveles aceptables– reciben descargas de materiales orgánicos, según la opinión del ingeniero Norberto Baussón, presidente del Instituto de Aguas del Municipio Sucre.
El aire que respiro. Otro espacio contaminado es la atmósfera. Fresnel Díaz, biólogo experto en ecología ambiental y director de Calidad del Aire del Ministerio del Ambiente, sostiene que lo que respiramos es sano, pues según los estándares nacionales del Decreto N° 638, los niveles de contaminación se ubican entre 75 y 100 microgramos de partículas totales suspendidas.
Eso es aire limpio, incluso hasta 150 microgramos de Partículas Totales Suspendidas, se habla de una atmósfera medianamente contaminada.
Sostiene que ello es así desde que se sacó definitivamente el plomo de la gasolina, en 2004. De hecho, entre 1981 y 2006 hubo una medición y la reducción fue considerable: se encontraron 0,5 microgramos de plomo en el aire.
Pero no sólo eso ayudó a mejorar el ambiente. Díaz aseguró que se han retirado 48 toneladas de sustancias químicas, lo que contribuye a mejorar la capa de ozono.
Aún más, en marzo de este año, vía decreto (Gaceta Oficial N° 39.387), se oficia la creación del Centro de Evaluación Vehicular, el cual debe estar activado para el año que viene. Su trabajo será precisamente controlar las emisiones de gases. Si bien es cierto que estos son intentos para limpiar el ambiente, Caracas es una ciudad convulsionada en materia de contaminación.
De enero a marzo, los incendios forestales y la calima fueron predominantes y nublaron la atmósfera.
Luego llegaron las lluvias y aplacaron esos agentes, pero las precipitaciones influyeron en el desbordamiento de quebradas, en los deslizamientos y en el colapso de drenajes.
Paralelamente, el caraqueño se enfrenta a los daños visuales y al ruido de los carros, al corneteo, a la proliferación de los parlantes de los vendedores ambulantes y al tormento de las construcciones...
Todo ese ruido atmosférico está por encima de los 50 decibeles. Y de acuerdo con Díaz, nos exponemos a un daño considerable.